La guerra contra uno

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Hace un par de semanas el profesor de Literatura de Masas nos esperaba con la pantalla colgada y el proyector en marcha para presentarnos una película que tal vez ya viste (y si es así, sabrás entender por qué aún sigo copada con ella y por qué merece un post).

Vals con Bashir, es película de animación documental israelí dirigida y escrita por Ari Folman. Se trata de un film catártico y absolutamente autobiográfico para Folman, quien a los 19 años de edad formó parte de las Fuerzas de Denfensa Israelíes que actuaron en la Masacre de palestinos en los campos de concentración durante la Guerra del Líbano de 1982. Poco quedó de la somnolencia general que inundaba el aire de las 15 horas en aquella aula del sector A.

La historia comienza una noche en un bar, en donde un viejo amigo le dice al director Ari que tiene una pesadilla recurrente en la que le persiguen 26 perros. Cada noche, el mismo número de animales. Los dos hombres llegan a la conclusión de que tiene que ver con la misión que realizaron para el ejército israelí durante la primera guerra con el Líbano en los ochenta. Es entonces cuando Folman se sorprende al darse cuenta de que no recuerda nada de ese periodo de su vida. La necesidad de saber más sobre este período y sobre sí mismo crece escarbando cada vez más a lo largo del film y sus recuerdos reaparecen mediante increíbles imágenes surrealistas.

Lo único que hubiese desado antes de acomodarme esas dos horas que volaron, fué haberme empapado mejor en el tema y es por eso que ahora me tomo el trabajo por vos: los campos creados por las Naciones Unidas en las afueras de Beirut se llamaban Sabra y Chatila y su objetivo residía principalmente en albergar a los exiliados palestinos en donde convivían alrededor de 14.000 civiles. Pero tras el asesinato del presidente del Líbano, Bashir Gemayel (que fué atribuído por supuesto a Israel) se dió la orden a ocupar al siguiente día el oeste de Beirut por parte de la milicia cristiana y rodear el campamento de refugiados por las Fuerzas de Defensa a las que pertenecía este director.

Entre el 16 y 17 de Septiembre de 1982, el territorio fué un escenario dantesco de violaciones, torturaras y asesinatos a niños, mujeres, hombres, ancianos y hasta animales indefensos, sin piedad. Este genocidio (declarado así por la ONU) cobró la vida de alrededor de 3.000 personas, aunque la cifra nunca se ha terminado por confirmar en su totalidad.

Indudablemente, el anzuelo que nos atrapo a todos desde el minuto uno del film viene por el lado de la animación. La mísma estuvo a cargo del Estudio Bridgit Folman Film Gang y la técnica utilizada es la animación por dibujo digital y por recortes (cutout animation). Este es un proyecto que tardó 4 años en terminarse y que contó con apoyo de Francia, Alemania, Estados Unidos, Finlandia, Suiza, Bélgica y Australia.

David Polonsky estuvo a cargo de cerca del 80 % de los dibujos, quien para poder hacer un dibujo más tosco (los personajes no podían verse demasiado lindos debido al mensaje de la película) utilizó su mano izquierda para hacer el trabajo. Según lo que estuve investigando, algunas partes se usó la animación en 3D: son las escenas de tomas panorámicas y planos generales; pero no son precisamente las tomas que abundan en esta peli.

A riesgo de spoilear *tápense los ojos quienes sí la van a ver* las únicas tomas que no se hicieron por medio de la animación es un segmento corto al final de la película, en que se muestran filmaciones de la masacre de Sabra y Chatila con grabaciones originales de archivo. El director elige armarse con el poder y la carga que tienen estas tomas que por supuesto, hablan por sí solas.

No puedo decirte mucho más, sólo que ojalá encuentres un buen torrent o algúna nube que tenga guardado estos 90 minutos de viaje en la memoria y el tiempo.